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Gingivitis o inflamación de las encías.

 



La gingivitis o inflamación de las encías es una patología muy común y molesta. De hecho, más de la mitad de la población adulta ha sufrido esta patología al menos una vez.

Aunque la mayor parte de las gingivitis no son graves, pueden complicarse y dar cuadros más graves como la periodontitis, que puede provocar la movilización o incluso caída de los dientes. Por ello tiene interés conocer los síntomas precoces de esta patología para evitar que surjan complicaciones.

¿Qué son las encías?

Las encías son un tejido fibromucoso que cubre la superficie de los huesos maxilar y mandibular y la base de los dientes. Tiene color rosa pálido y forma un tejido de soporte para la dentadura.

La parte que recubre la base de los dientes se llama encía fija o adherida. La encía que recubre los alvéolos dentales (parte del hueso maxilar y mandibular donde se insertan los dientes) es la encía libre. Los dos tipos de encía se unen en los espacios entre los dientes, formando las papilas interdentarias.

Por qué se produce la gingivitis

En la boca o cavidad oral habitan diversos tipos de bacterias. Constituyen lo que se conoce como placa bacteriana. Cuando estos microorganismos proliferan las encías se defienden. Esta defensa consiste en una inflamación, apareciendo la gingivitis. Esta proliferación suele surgir a causa de una mala higiene bucal, que provoca unaacumulación de placa bacteriana. En la gingivitis las bacterias sólo llegan en la encía, que es la parte más superficial. En este punto el daño es reversible. Si la placa bacteriana afecta al diente o al hueso subyacente se produce un daño irreversible. Es lo que se conoce como periodontitis.

Además de la mala higiene bucal, hay otros factores que pueden contribuir a la aparición de gingivitis:

Alteraciones endocrinas: algunos cuadros de gingivitis se asocian a cambios hormonales como el embarazo, la pubertad o la diabetes mellitus.

Malnutrición: determinados déficits nutricionales pueden ocasionar alteraciones de las encías, como el escorbuto producido por falta de vitamina C.

La toma de determinados medicamentos, como los corticoides.

Infecciones o reacciones alérgicas.

Síntomas de la gingivitis

La inflamación de las encías al principio puede pasar desapercibida. Empieza con sangrado o dolor al lavarse los dientes, que a veces no se asocia con nada patológico.

Cuando avanza el cuadro las encías se vuelven rojas y aumenta su sensibilidad. Por eso actividades como comer o lavarse los dientes se vuelven muy dolorosas. El sangrado puede llegar a ser espontáneo. En algunos cuadros de gingivitis también puede aparecer mal aliento o halitosis.

Diagnóstico de gingivitis

El diagnóstico de este cuadro es sencillo ya que suele ser visible con una simple observación de la boca. Las encías se verán enrojecidas e hinchadas, formando arcos alrededor de los dientes. Además, si el sangrado es abundante también se verá. En ocasiones también puede observarse la placa bacteriana en la base de los dientes. Si se nota movilidad en los dientes o recesión de las encías hay que acudir rápidamente a un especialista, ya que son signos que alertan de una posible periodontitis.

Evolución a periodontitis

No todas las gingivitis progresan a periodontitis. En cambio, existen una serie de factores de riesgo que conllevan mayor peligro de evolución a este cuadro:

Estrés

Uso de determinados fármacos

Tabaquismo

Enfermedades crónicas como la diabetes mellitus

Prevención y tratamiento de la gingivitis

Para prevenir la aparición de la gingivitis es importante el cepillado dental mínimo dos veces al día, ya que altera la estructura de la placa bacteriana e impide su proliferación. También es recomendable utilizar colutorios antisépticos y hilo dental, que contribuyen a eliminar restos de comida y posibles acumulaciones de microorganismos en zonas no accesibles con el cepillo de dientes. El tratamiento de la inflamación de las encías suele consistir en una limpieza bucal. Puede asociarse también el uso de colutorios antiséticos o cepillos interdentarios.

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